Martín Cascante
Género: cuentos/relatos
Publicación: septiembre 2022 (2da edición)
Encuadernación: tapa blanda
Tamaño: 19 x 13 cm
Páginas: 144 páginas
ISBN: 978-987-3897-51-1
sobre el libro
Conocí estos cuentos de la mejor manera posible: como jurado de concurso y sin saber el nombre de su autor. En medio de una desaforada catarata de originales, La noche en otra parte se destacó de todas las maneras posibles por su calidad literaria.
Es que Martín Cascante pasa su prosa afilada sobre la superficie de las cosas y encuentra grietas inquietantes. Aquí hay azafatas humanoides, transformaciones, niños monstruosos, pestes misteriosas, presencias indeseables, muerte, sacrificios, engaños. Hay pueblos donde el espacio quieto es una de las formas del infierno. En estas páginas reina la tensa atmósfera de lo latente. Lo familiar se vuelve insólito, extraño y así nos encontramos, de pronto, en esa otra parte, un reino que oscila exquisitamente entre lo fantástico y lo realista, para desvanecer el límite entre ambas dimensiones y proponer una nueva.
Con un lenguaje preciso y sutil, Cascante nos sumerge en una atmósfera encantada, siniestra, poética —solo se escucha el sonido del sol—, y al mismo tiempo gore —se oye el crujido de los jugos y la carne—.
En cada historia se abre esta tercera dimensión en el filo de lo real, adonde los personajes llegan buscando algo tan próximo e imposible como estar en otra parte. Una pulsión paradójicamente contraria a la que experimentamos los lectores de este libro: queremos seguir acá, que no termine.
Ana María Shua
sobre el autor
Martín Cascante
Buenos Aires, 1975.
Es economista, profesión bajo la que ha escrito trabajos de investigación y dictado conferencias en Argentina y en el exterior. Tiene estudios en literatura, su vocación, y se formó como escritor en el taller de Vera Giaconi. Fue finalista en concursos de cuentos en España y en Argentina. La noche en otra parte, su primer libro, fue distinguido con el primer premio del Fondo Nacional de las Artes, de manos de un jurado compuesto por Carlos Chernov, Ana María Shua y Liliana Heker.
Fragmento
“El entierro fue discreto. El sitio elegido fue la esquina de nuestra casa. Lo vimos desde la terraza: los dos empleados del municipio cavando el agujero en forma de tubo mientras Pedro esperaba sentado en una pequeña banqueta de plástico. Observamos cómo lo ayudaban a bajar, tomándolo cada uno de un codo, y con qué delicadeza iban echando las paladas de tierra para cubrirlo hasta el cuello, intentando no ensuciarle la cara. No hubo en Pedro un solo gesto de reprobación.
Yo me quedé hasta el final, hasta que los operarios barrieron la tierra removida, la juntaron en unos baldes y se fueron. No hablaron entre ellos en ningún momento. La cabeza de Pedro quedó sola, esfumándose en la última luz de la tarde”.